sábado, 16 de junio de 2007

ROMANCE DEL ALJARAFE ENLADRILLADO

A Toñi y Manuel, en Brighton y en Mairena

Mileurito es un joven
que se quiere comprar casa;
y busca en el Aljarafe
para casarse mañana.

Se va a Mairena, a Tomares
S. Juan, Castilleja, Camas:
hay que irse ya más lejos
de Sevilla y de su trama.

Aljarafe enladrillado
-por lo visto nadie ha sido-
pero ahora piden votos
y les daremos... ladrillos.

Esto será un bulevar!
¡Allí adosados sin fin!
¡Carreteras y colegios!...
y el dinero para mí.

Negociar con constructores,
piensa el político sano:
no sé de quién fue el dinero
pero yo fui el pagano.

Ya tenemos casi un Metro
¡hay que ver qué gran derroche!:
que no hay un metro de tierra
ni para aparcar los coches.

Banderas de “urbanizable”
Aljarafe a reventar:
Ya está bien tanto negocio,
¡vamos “a desbanderar”!

Por todas partes nos faltan
infraestructuras viarias;
pero se ve un gran parque...
de vallas publicitarias.

Con su sueldo, mileurito
no encuentra nada de nada
y siendo universitario...
consulta con la almohada.

“El casado, casa quiere”
antes el refrán decía...
pero ahora hay que casarse
pa tené casa algún día.

¡Vaya panda de chorizos
de que estoy yo rodeao!
¡Da vergüenza y da mieo
qué cultura me han legao!

¡Cómo estará el constructor
de contento y de campante!
¿yo, paganini de turno,
que me calle y que me aguante?

¡Empresario enladrillado,
dientes de oro y de plata,
con la cara de cemento
y el corazón de hojalata.

Para que sean millonarios
¡cuántos jóvenes sin techo!
¡cuánto subempleo inmigrante!
¡cuánta ciencia sin provecho!

¿Cómo apoyaros, mafiosos
si sobran miles de muros
y construís destruyendo
naturaleza y futuro.

Corrompéis a los políticos,
que se dejan corromper,
y presionáis, implacables,
a quien no quiere ceder

¿Y los jueces qué es lo que hacen?
¿No hay aún jurisprudencia?
Si quieren que les respeten
¡que no haya connivencia!

No queremos olvidarnos
aquí ahora de la Bolsa:
que ella decide quién vive
como si fuera la diosa.

Y nos toca ahora a todos
examinar la conciencia:
que sólo juzgamos bueno
nuestra cartera y herencia.

Y aquí termina el romance
de Mileurito el valiente
que no se compró una casa...
igual que otra mucha gente.

Manolo Bordallo, Abril 07

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