viernes, 16 de marzo de 2007

CRISIS POLÍTICA Documentos Históricos del FOCODE

La crisis política: sus síntomas

Camas, mayo de 1994

Hoy asistimos a una crisis política que se manifiesta en la desilusión y el desencanto colectivos de las expectativas abiertas para la Izquierda por aquellos años de la Transición y por el triunfo de los socialistas en 1982.

Sin embargo el fundamento de está desilusión y de esta crisis se encuentra en la cada vez más profunda desconexión entre la sociedad civil y el aparato político que la representa: los políticos están demasiado ocupados y utilizan lenguajes crípticos y retóricos, la gente no se siente representada en la solución concreta de sus problemas cotidianos, las Instituciones aparecen muy alejadas de los ciudadanos y se perciben más como lugares de trabajo de los profesionales de la política que como centros de soberanía popular, los partidos sufren procesos de burocratización y sus aparatos de dirección se consolidan como insustituibles y hegemonizados por los mismos líderes, acumulando un poder inmenso al que las bases tienen poca capacidad de controlar.

Esta desconexión, que ha ido aumentando en los últimos doce años, ha ido dibujando en nuestra sociedad un perfil de crisis política que puede caracterizarse por los siguientes síntomas:

1º) La tendencia al pasotismo político, en el sentido de considerar a todos los políticos iguales.

2º) La conversión de los partidos políticos en simples máquinas electorales. Se mantiene el fulanismo y el cesarismo en la confección de listas electorales que siempre son cerradas y bloqueadas. Existen muchos vaivenes y contradicciones ideológicas que obedecen al deseo de mantenerse permanentemente en el poder a toda costa. Las elecciones y las campañas electorales acaban por convertirse en un circo para dar carnaza al pueblo quedando desaprovechadas las oportunidades para el debate de contenidos programáticos de fondo y de compromisos públicos de los que hay que dar cuenta. Y por si fuera poco aparece el fenómeno del transfuguismo político que a la postre viene a beneficiar al poder y a secuestrar la genuina voluntad popular.

3º) Los Parlamentos pierden el sentido democrático y de debate para el que fueron creados. Se abren las puertas de las componendas y de los trapicheos en privado para conseguir a toda costa las mayorías mecánicas y evitar cualquier conflicto y situación abierta de debate. Se percibe como natural que las minorías no sean nunca respetadas y sea la prepotencia y el rodillo de las mayorías el que establezca con toda discrecionalidad sus criterios. Se falsifican los votos y asistimos a espectáculos de pulsar botones con los pies y lo que es más grave, se desnaturaliza la proporcionalidad de la representativad con una Ley D'Hont que beneficia siempre a las fuerzas mayoritarias y propicia un bipartidismo imperfecto.

4º) El Poder Judicial no es tan independiente: se nombran los Fiscales Generales a dedo y subordinados a intereses políticos particulares.

5º) Aparece el fenómeno de la corrupción que incide significativamente en la credibilidad del propio sistema democrático. El tráfico de influencias y la irregular financiación de los partidos políticos se ponen en escena y la cultura de los fondos reservados y de los pelotazos de las comisiones ilegales forman parte de todo el conjunto

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