domingo, 4 de marzo de 2007

VACIEDAD DE LAS COSAS

Hay una vaciedad inherente a las cosas, de modo que, al usarse pierden su esplendor, en las cosas y en los momentos más placenteros de los seres humanos, como si estuviéramos sometidos a la condena de la fugacidad, ésta acompaña a todo lo que el hombre toca y consume, con una insaciabilidad permanente. Pervive el anhelo de llegar más lejos de cada meta, de cada placer disfrutado. No se ha esfumado aún el brillo del presente y ya se anhela la posesión de la novedad próxima.

Miguel F. Villegas

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