viernes, 21 de marzo de 2008

Frente a la muerte, budismo

El budismo es curiosamente una religión sin dios que tiene más de 2500 años de antigüedad y es practicado en la actualidad por más de 500 millones de personas en todo el mundo. En mi opinión creo que es la religión de la paz, la serenidad, la tolerancia y la concordia y aunque hay diversas escuelas y tradiciones, a diferencia de otras religiones inquisidoras, integristas, sangrientas, fundamentalistas y autoritarias, el budismo es esencialmente ecuménico, lo cual no quita que al ser practicada por humanos pues tenga también sus lados históricos oscuros y contradictorios.
Buda no enseñó que el universo lo hubiera creado un dios, sino que habló de una gran ley, el DHARMA que impregna todo lo existente. Viviendo de acuerdo con esta ley, y soportando el sufrimiento sin huir de él (que no es conformidad, ni pasividad, ni indiferencia...) podemos conquistar la sabiduría y la compasión y liberarnos así del sufrimiento.
Para el budismo hay tres principios o signos que conformas lo que es la vida humana entendida como la existencia de los seres humanos en este mundo.

1)
El primer signo del ser es DUKKHA (sufrimiento) que entraña apego a los seres queridos, a nuestro cuerpo y especialmente a nuestros ideales, así como a la condición generalmente insatisfactoria de la vida. Se trata de la 1ª Noble Gran Verdad : todo es sufrimiento en el sentido de que todo es deseo, insatisfacción, ansiedad, apego o aversión. Particularmente lo entiendo como que todo es bipolar, nada es neutral y todo provoca algún deseo o impulso, de hecho la vida no pueden entenderse sin los deseos, ya que la voluntad de no tener deseos o de controlarlos es también un deseo, pero aquí el budismo lo que trata de enseñarnos es que todo es sufrimiento porque son los impulsos, pasiones, deseos los que nos poseen y nosotros como dóciles corderitos nos dejamos atrapar perdiendo toda nuestra capacidad de ser los dueños de nuestra condicionada y limitada existencia.


2) El segundo signo del ser es ANICCA o ANITYA (cambio) ya que vivimos en un universo en estado constante de fluctuación. Nada dura siquiera un momento. Nada de lo que podemos coger o tocar es inmutable. Si hay algo verdaderamente absoluto es que todo es relativo, que todo se transforma. Y es que todo cambia y muchos lo han dicho y observado, desde aquello de Heráclito de que "Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río", pasando por nuestro Machado con el "Todo pasa y todo queda", o la delicadeza de Tagore cuando nos anima diciendo "Alégrate hermano, nada es eterno" o también "El principio de incertidumbre" de Heisenberg, "El Tao de la física" de Capra, las "estructuras disipativas" de Prigogine


3) El tercer signo del ser es ANATTA (el no-yo) que es el apego a las características y elementos que conocemos como unidad del "yo". Nos identificamos con nuestras opiniones sobre el mundo tal como es y como debería ser. En muchos casos la infelicidad humana nace de que nosotros defendemos nuestro sistema de creencias o atacamos el de los demás, cuando lo cierto es que son simples ideas y pensamientos y que formamos una sola familia, la humana. El miedo a lo desconocido y el "yo" son las dos caras de la misma moneda y es que cuando nos acaloramos por algo, cuando nos cohibimos o reprimimos, o cuando nos ponemos de mal humor sin poderlo evitar, ya sea por una discrepancia, una discusión, un debate o cualquier otra cosa, es cuando aparece ese "yo" como si realmente eso fuese lo que nos identifica. "¿Quién soy yo realmente?" y es que mi nombre, mi apellido, mi profesión, mi familia, mis creencias, mi posición política o mi voto y hasta mi propia existencia, mi propia voluntad de escribir esto y todo lo que me identifica como "yo" no son más que accidentes, circunstancias azarosas y aditamentos y todo esto dice muy poco acerca de lo que soy realmente.


Bueno, ya está bien por hoy, lo mismo me he pasado un pelín, por eso resumo: la muerte no es nada, es algo completamente natural y eso de la resurrección es algo también completamente natural y es que lo mismo que cuando la semilla de trigo muere se convierte en espiga, o cuando muere el gusano y se transforma en mariposa, nosotros estamos muriendo y resucitando continuamente por eso del caos surge el orden y del estiercol nacen las más bellas flores.

Juan Miguel Batalloso Navas

1 comentario:

FOCODE dijo...

Bien está este toque de pensamiento oriental y así contrarrestar las obsesiones de nuestra cultura, de nuestras incuestionables verdades, de nuestro culto de mil formas al poder de todo tipo.
...seguir los caminos por donde nos lleven nuestros camellos...
Del pino lo del pino y del bambú lo del bambú.
Y oído fino para la música celeste.
Antonio