miércoles, 26 de marzo de 2008

LA PRUDENCIA DEBERÍA CONTAT CON LO IMPREVISTO (Gracián)

EL PAVO INDUCTIVISTA

(Sobre una ocurrencia de Bertrand Russell)

Cuando llegó el pavo a la granja todo le resultaba extraño e imprevisible, el agua, el pienso, las pavas que le miraban de soslayo... Estaba, salvando las distancias, como gallina en corral ajeno.

Pero él no era un pavo corriente, más bien podría decirse que él era un pavo de un coeficiente intelectual superior a la media, vamos que era un buen calculador. Odiaba los imprevistos, quería tenerlo todo controlado y a ser posible jugar siempre con ventaja no fuera a quedarse algún día sin su ración.

Como era un pavo de currículo, hasta se decía que había hecho masteres en prestigiosas granjas punteras en tecnología, en seguida se puso a aplicar sus conocimientos a la situación.

De las diversas teorías manejadas él se había quedado con el inductivismo: sólo admitiré como ley general aquello que haya constatado a base de hechos.

Se puso manos a la obra anotando meticulosamente sus observaciones. Días con lluvia, días normales, días de frío, días de calor... Independientemente de las condiciones climáticas había un hecho que se repetía de forma infalible, ya estaba en condiciones de formular su primera ley general: Ya llueva ya nieve, haga frío o calor, la comida llega todos los días a las dos.

Esto le tranquilizó, no hay nada como tomar bien sus medidas, no dar un paso sin antes tener bien hechos los cálculos. Ya pudo dormir sin preocupaciones el resto del tiempo y hacer una vida de los más ordenado; bien podía pavonearse de pavo previsor.

Pero sus cálculos sólo le fallaron un día, eso fue la víspera de Navidad.

Antonio anduran@arrakis.es

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha resultado muy placentero comenzar el día (son las 8 de la mañana) con este magnífico cuento que nos enseña en principio tres cosas, a asaber:
PRIMERA: que la flexibilidad es más fuerte que la rigidez
SEGUNDA: que el conocimiento empírico no es más que una forma más de conocimiento.
TRES: que cambio, movimiento, complejidad y juego (con o sin reglas) son las urdimbres con que se tejen las redes de la vida.
Muchas gracias maestro.
Y que las áureas auroras de tus días estén siempre así, como estás ahora.
Juan Miguel Batalloso