miércoles, 7 de mayo de 2008

Patatas con carne

¡Bienvenidos y bienvenidas al mundo de la farándula! ¡Larga vida en ella!

Con la puesta en escena del 27-IV-08, después de los escarceos teatrales de adolescencia que algunos hicisteis en su tiempo, dais un paso de gigante, y además como grupo (ya sé que no seguiréis en él la mayoría de vosotr@s), para jugar el juego más completo que conozco.

Y os quiero hacer el regalo de esta pequeña reflexión, aunque sé que ni tendréis tiempo para leerla, por si os anima a seguir en este arte que es el de desnudarse.

1) Y eso es lo primero que quiero deciros que me gustó: hablabais de vosotros, incluso se podía ver los genes de vuestros padres y madres saliendo de vuestras mentes, bocas y cuerpos: toda una gozada para quines nos conocemos desde hace tanto...

Y os manifestabais riéndoos de vosotros mismos, condición indispensable para ser teatrero y no un predicador en nombre de otro; por lo tanto, esa capacidad de superar el miedo al ridículo y al fracaso incluso, no sólo os hace más humanos, sino que es la mejor manera de hacer teatro, que no es el arte del engaño sino la suprema verdad de convertirse en el otro y asumir hasta la manera de ser de un personaje con el que no te une nada, y a lo mejor hasta desprecias, pero lo haces tuyo.

Así pues, el profundizar en el conocimiento de uno mismo y mostrarlo sin rubor y con humor es el primer paso en la buena dirección. Más difícil será cuando tengáis que ver las coincidencias y desajustes entre un personaje dado y ustedes mism@s... pero eso ya llegará sólo a l@s elegid@s.

Y en ese sentido, el tema y el desarrollo de “Patatas con carne”, ese canto a la belleza, a la fuerza y a las contradicciones de la juventud, está bien escogido y bien desarrollado.

2) Y a propósito de la juventud, y más de la juventud de hoy, y más incluso de vuestra juventud, me parece que hay una ausencia notable, que sin embargo -después de mucho tiempo- ha vuelto triunfante al teatro de hoy: la música, la canción, el baile. Hecho en falta esta dimensión en un teatro joven de ahora, no sé por qué no lo habéis contemplado...

3) ¿En qué se diferencia la -en FOCODE y aledaños- omnipresente filosofía, del teatro de todas las épocas? Mientras la primera se basa en razones para el debate y la discusión, el segundo atiende los sentimientos y pasiones, y no sólo los que afectan a los personajes, sino en tanto en cuanto éstos son sentidos y “compadecidos” (pathos) por el público, que toma postura por alguien y contra alguien...

Es el viejo dilema entre Apolo y Dionisos, y ya sabéis que el teatro nació no entre la aristocracia que frecuentaba el Partenón, sino entre el populacho que celebraba las bacanales a los pies de la Acrópolis entre excesos de vino, bailes, emociones, caos y desenfreno.

En ese sentido, ¡qué diferencia entre los diálogos de Lucas y Óscar con los de éste y Reyes! Mientras aquél me sonaba a auto justificación de “teatro comprometido”, éste era un juego comprometido entre dos “poderes” que se están “jugando la vida”, y por eso nos interesa. El primero es una discusión de salón, el segundo es un proceso en el que pasan cosas...

4) Finalmente, otro aspecto también fácilmente perdonable dado que es vuestra primera obra, es la menor atención a los personajes femeninos (excepto Reyes) , que a los masculinos: con respecto al tiempo que salen unos y otras, el estudio de caracteres de ellos y ellas, la importancia del peso de la trama, donde las chicas van de comparsa con respecto a la iniciativa de los chicos...

Y en esta misma consideración, el personaje de Mario, el más dionisiaco, es justamente el que cae, a manos de los apolíneos; el actor, que en este caso se diferencia poco del personaje al que ha construido con detalle, tiene también un papel menor al que se le podría haber concedido, pues encarna esa locura tan propia de la juventud, aunque ésta no sea atributo exclusivo de ella.

Y creo que ya es suficiente por ahora.

Un saludo y ánimo siempre.

Manolo Bordallo.29-IV-08

1 comentario:

FOCODE dijo...

Buen estudio y comentario, Manolo.
Auque me repatea ese engendro de vosot@s , mism@s, etc. Salvo esta nimiedad, buen anális.
Miguel